El viernes 17 de noviembre, más de una treintena de suscriptores se sumaron a la excursión organizada por el Club a la encantadora localidad de Sóller, una espectacular jornada de cultura y naturaleza que se inició a las diez de la mañana en la estación del Tren de Sóller en Palma.
Desde allí, a bordo del emblemático tren de madera, salieron rumbo a Sóller dispuestos a disfrutar y a darlo todo en un paseo en el que estuvieron acompañados por Mita Estarellas, de la oficina del Club del Suscriptor de Palma.
El viaje a Sóller en su centenario tren de madera es una de las excursiones típicas de Mallorca y también una de las más demandadas. Desde 1912, el Tren de Sóller sale de Palma todos los días para transportar a sus viajeros por un hermoso recorrido que atraviesa la Serra de Tramuntana y su vertiente más meridional, la Serra d’Alfàbia. Al adentrarse en el Valle de Sóller, se abre un majestuoso camino de huertos de naranjos y limoneros, circundado por las altas montañas que se recortan sobre el cielo.
En uno de sus viajes al día, se subió nuestro privilegiado grupo de suscriptores. A la llegada a Sóller, en una día donde el tiempo acompañó en todo momento, se dirigieron a la transitada calle de Sa Lluna, donde se erige el Museo Modernista de Can Prunera, una de las señas de identidad del pueblo datado entre 1904 y 1911. Durante el recorrido por sus instalaciones, muy bien atendidos y guiados por el personal del museo, pudieron admirar su colección de arte contemporáneo que comprende obras de artistas de los siglos XIX y XX, con piezas de Joan Miró y Picasso, entre muchos otros, y la sala dedicada al pintor Juli Ramis. En la visita tampoco pudo faltar la instantánea del grupo en su majestuosa escalera de caracol.
A la salida del museo, pudieron disfrutar de tiempo libre para recorrer las antiguas calles empedradas del municipio y admirar el Modernismo que impregna los edificios que presiden la vibrante plaza de la Constitució: la iglesia de Sant Bartomeu y el Banco de Sóller, ambas del arquitecto Joan Rubió.
La plaza de la Constitució, punto neurálgico de la localidad, fue el lugar elegido para reencontrarse y caminar juntos hasta el restaurante La Casona: una renovada casa señorial del siglo XIX que combina el ambiente íntimo de su interior con la animada vida de su terraza, que ofrece vistas a la iglesia y al paso del tranvía.
Atendidos por un fantástico equipo, pudieron disfrutar de un exquisito almuerzo donde las fundentes croquetas caseras de jamón ibérico y los calamares fritos con harina de garbanzos y lima sirvieron de antesala para los platos principales de carne y pescado que hicieron las delicias de todos. Al finalizar la comida, pudieron retomar el paseo por libre, para las últimas instantáneas del día, antes de abordar el Tren de Sóller de regreso a Palma.