Como un «auténtico fiestón» describió Fina Costa el evento de disfraces organizado el pasado día 13 de febrero.

Y es que no es para menos; además de fantásticos disfraces como avispas, payasos, dráculas, personajes fantásticos, de cuento, animales, electrodomésticos, etcétera, los suscriptores se presentaron dispuestos a comerse la noche. De hecho, el baile, la música y el «buen rollito» que siempre caracteriza a los «cluberos» prolongó la jornada festiva hasta pasadas las dos de la madrugada.

Premios y sorpresas

Los premios también se hicieron notar, habiendo varias categorías. En la infantil, el primer premio se lo llevó una cafetera azul eléctrica, y el segundo, una auténtica Hanna Montana. En la categoría de parejas triunfaron dos avispas muy graciosas que se llevaron el primer premio, mientras que la langosta mamá y la langosta bebé se adjudicaron la segunda posición. El premio a los mejores disfraces individuales fueron para un gigantesco y estampado abanico, mientras que el segundo se lo llevó un zombie que se dejó caer por la fiesta. Por último, los disfraces ganadores en la categoría de grupos fueron para los corazones y su Cupido, un disfraz muy apropiado puesto que la fiesta coincidió con un San Valentín que se celebraba al día siguiente; el segundo puesto recayó en Peter Pan y toda su colla: Campanilla, Wendy, Juan y Miguel.

Pero aquella fiesta estaba adornada por otro tema además de las máscaras y maquillajes. Era la víspera de San Valentín, por lo que la directora del Club subió varias veces para felicitar y leer dedicatorias de amor a «innumerables parejas que celebraban aniversarios de boda, de novios o incluso ¡divorcios!» apuntaba Fina.

La guinda del pastel

Lo que sin duda puso la guinda más romántica a este pastel carnavalesco fue una pedida de mano que un joven drácula pidió, con anillo incluido, a su draculina. Todo ello sobre el escenario, una noticia que la guapa novia no se esperaba en absoluto pero que acogió con mucha ilusión y con una rotunda respuesta: sí quiero.